Al recordar las almas de los fieles difuntos este mes, como discípulos misioneros consideramos el como un discípulo misionero pude ayudar a cumplir con dos de las siete obras misericordiosas espirituales. Estas dos obras espirituales son para consolar a los afligidos.
Un discípulo misionero siempre busca imitar al Maestro, que hizo algo ante la tumba de Lázaro que se expresa en el versículo más corto del Nuevo Testamento: “Jesús lloró. ” (Jn 11,35)
¿Por qué lloró Jesús? Especialmente cuando supo que él iba resucitar a Lázaro. Jesús lloró porque Marta y María, a quienes el amaba, fueron devastadas por el dolor de la muerte de Lázaro. En el corazón de Jesús que es un corazón divino y humano, Jesús compartió su dolor. Jesús consoló a estas hermanas afligidas antes de resucitar a su hermano de entre los muertos. Jesús consolo a las hermas llorando junto con ellas.
Como discípulos misioneros, hay muchas maneras en que podemos acompañar a los afligidos y orar por los muertos en nuestras comunidades parroquiales. Aquí hay algunas sugerencias prácticas:
- Orar por las almas de los muertos, especialmente alrededor del 2 de Noviembre, Día de Todas las Almas. Una indulgencia, aplicable sólo a las Almas en el Purgatorio. Se concede a los fieles que visitan un cementerio y oran por los difuntos. La indulgencia es plenaria (completa) todos los días entre el 1 y 8 de Noviembre
- Asistir funerales, incluso de personas desconocidas. No solo puedes ofrecer tus oraciones y participación en la Misa por los difuntos, el acto de presencia es importante para los seres queridos del difunto.
- Asistir a la vigilia por el difunto (velorio) o visitación del cuerpo, ya que este es un momento en el que puede tener una interacción e intercambio más personal con la familia del difunto.
- Exprese sus condolencias, mandando una tarjeta a los seres queridos del difunto. También puede ser un correo electrónico o un mensaje de texto y exprese sus condolencias y oraciones.
- Haz algo práctico para ayudar. Llevar a los afligidos comida, un ramo de flores o una maceta con una planta. también, puede preguntar si los afligidos necesitan algo y ayudarles.
- Pregunte a las afligidas preguntas acerca del difunto. Las personas a menudo son reluctantes a hacer esto, temiendo las emociones que puede desencadenar. Pero aquellos que lloran la pérdida a menudo dan la bienvenida a las oportunidades para recordar, incluso si eso trae lágrimas. Los afligidos se anhelan en hablar, incluso tal vez compartir una sonrisa o una risa, sobre el difunto que amaban.
- Ver si su parroquia ofrece un grupo de duelo y si Dios podría estar invitándolo a involucrarse en él. Las parroquias que buscan ideas para ayudar con esto pueden encontrar enlaces útiles en la página diocesana de vida familiar en diolc.org/marriage.
Perdí a mi hermano menor por un inesperado ataque al corazón en marzo del año pasado, dos días antes de Domingo de Ramos. Estábamos boquiabiertos y afligidos. Más que nada, teníamos que estar presentes para ayudar la viuda de mi hermano Jerry, y sus hijos adultos. A medida que las olas de dolor continúan y tenemos que estar con ella todavía. Esta es una obra humana, santa, siguiendo las palabras de San Pablo “llorar con los que lloran”, San pablo también nos aconseja que “no nos afligimos con aquellos que no tienen esperanza”. Este es el delicado camino del discípulo misionero, acompañar a los que han perdido a un ser querido, y compartiendo su dolor mientras permanecen fieles a la esperanza en Jesucristo, que es “la resurrección y la vida”.
Published in the November 2021 Issue of Catholic Life Magazine